En ocasión del Simposio Fertilidad 2005, el investigador de la U. de Nebraska advirtió sobre el monocultivo de soja y su efecto sobre el contenido de materia orgánica, recomendando la inclusión del maíz….
Asimismo, habló sobre tendencias en el uso de los fertilizantes en maíz. Achim Dobermann es investigador del Dto. de Agricultura de la Universidad de Nebraska, un estado que por sí mismo produce más maíz que toda la Argentina: 33 millones de toneladas, a partir de 3,2 millones de hectáreas implantadas. Nebraska es el tercer estado productor de maíz de los EE.UU. detrás de Iowa e Illinois, que juntos sumaron la mitad de las 300 Mt cosechadas en la campaña 2004/05. En esta última campaña, el rinde promedio estadounidense logró superar las 10 toneladas por hectárea, con los productores de punta logrando entre 12 y 15 t/ha, y los ganadores de los concursos de máximo rendimiento en el rango de 19 a 21 t/ha.
La presentación de Dobermann en el Simposio Fertilidad 2005 estuvo referida a las tendencias de la producción del cereal en ese país y al manejo que apunta a lograr altas producciones unitarias. Explicó que el 60% del maíz se produce en rotación con soja, mientras que un 20% es monocultivo y el otro 20% restante rota con cultivos distintos a la soja.
También explicó que solo el 18% se produce en siembra directa, mientras que un 30% del área está en labranza convencional, entendiéndose por ello al laboreo que deja menos del 15% del rastrojo en superficie, mientras que otro 32% se cultiva con algún tipo de labranza reducida, que mantiene entre el 15 y 30% de la cobertura sobre la superficie.
Algunos datos vinculados al manejo de los nutrientes indican que entre 1980 y 2000, a nivel nacional se logró mejorar la eficiencia en el uso del nitrógeno al pasar de una relación de 41:1 entre kg de grano producido por kg de N aplicado a 58:1, es decir un aumento en la eficiencia de 41%.
Dobermann también mostró que los rindes de maíz aumentan linealmente a razón de 113 kg/ha/año, como promedio de las últimas cuatro décadas y que además tiende a reducirse la variabilidad entre año y año. Asimismo indicó que en los últimos 20 años, la dosis promedio de nitrógeno aplicada por hectárea se ha estabilizado en torno a los 140 kg/ha, mientras que la de fósforo y potasio están declinando lentamente, desde niveles de 30 a 25 kg/ha para el primero y de 65 a 55 kg/ha para el segundo.
Sin embargo, la realidad mostrada por el investigador dista marcadamente de la que rodea al productor argentino, tanto por el manejo como por el ambiente en que se produce. Por ejemplo, pequeñas dosis de nitrógeno son aplicadas por los farmers sobre los rastrojos de maíz, para mejorar la relación C/N y facilitar su descomposición.
También es diferente las fuentes de nitrógeno utilizadas por los productores norteamericanos, donde el amonio anhidro es la principal, seguida por el UAN (líquido). La urea, en cambio, se encuentra muy poco difundida.
Tras su presentación, Dobermann conversó con Fertilizar sobre algunos de los aspectos abordados en la conferencia.
Fertilizar: Ud. mostró cómo mejoró la eficiencia en el uso del nitrógeno, que ahora se ubica en un promedio cercano a 60 kg de grano por unidad de nutriente. ¿A qué se debe este incremento?
Achim Dobermann: Hay dos factores principales involucrados en este proceso. Por un lado hoy tenemos híbridos con mayor potencial de rendimiento y más adaptados al estrés, tanto de sequía como de insectos. El mejoramiento vegetal contribuyó sustancialmente con este objetivo, aumentando los rindes con igual dosis de nutrientes. El segundo factor surge de una combinación de educación y un mensaje claro para los productores. Se les dijo que hicieran más análisis de suelo y que aplicaran el nitrógeno según las recomendaciones elaboradas por los investigadores. Paralelamente se implementaron políticas sobre el uso del nitrógeno. En Nebraska, por ejemplo, implementamos políticas de manejo del nitrógeno basadas en el nivel de nitratos en el agua subterránea, para estar seguros de que con la fertilización no íbamos a aumentar la contaminación de las napas. Hay un mensaje entonces hacia los productores para que hagan análisis de suelo y pongan límites a la aplicación de nitrógeno.
F: ¿Cuál es el nivel de recuperación del nitrógeno aplicado por parte del cultivo del maíz?
A.D.: En los más eficientes sistemas que tenemos, la recuperación del fertilizante nitrogenado por parte de la planta se ubica entre 70 y 80%, esto quiere decir que entre el 70 y el 80% del nitrógeno que aplicamos es captado por la planta, mientras que otro 20 a 30% se pierde. En sistemas altamente eficientes las pérdidas de nitrógeno pueden ser extremadamente bajas. Pero en el promedio de los establecimientos agropecuarios la recuperación puede oscilar entre 40 y 60%.
F.: ¿Cuál sería la recomendación para que un productor pueda mejorar la captación del nitrógeno por parte de sus cultivos?
A.D.: Primero de todo hay que calcular la disponibilidad de nitrógeno en el suelo, por análisis, y estimar la demanda del cultivo. Necesitamos saber exactamente cuál es el contenido de materia orgánica y de nitratos en el suelo. Luego es necesario dividir la dosis de nitrógeno en dos a cuatro aplicaciones. No más del 50% lo aplicamos en presiembra o justo antes de la siembra, en tanto que otro 25% lo aplicamos en el estado de V6 y el 25% en V10. También necesito estar seguro de que el cultivo está bien establecido, con una siembra uniforme y que entonces va a ser eficiente para captar el nitrógeno. Por supuesto, también voy a necesitar el agua, sea por la lluvia o por riego.
F.: Ud. mostró que los productores americanos utilizan mayormente amonio anhidro y UAN como fuente de nitrógeno, en vez de urea. ¿Por qué sucede esto?
A.D.: Es un buen punto, ese. Pienso que tiene que ver, entre otras cosas, con el desarrollo de la infraestructura del transporte de fertilizantes, que ocurrió a principios de los 60. En ese momento se pensó que como había que mover grandes cantidades a grandes distancias, lo más eficiente era el amonio anhidro por la alta concentración de nitrógeno que tiene (82%). Más tarde, se agregaron los fertilizantes líquidos. La industria y el sector servicios se desarrolló bajo esta conformación, de manera que la participación de la urea y otros fertilizantes sólidos quedó muy acotada. Pero últimamente se está produciendo un cambio y estamos viendo un incremento en el uso de la urea, en paralelo con una declinación del amonio anhidro, aunque este fertilizante todavía dominará el mercado por mucho tiempo más.
F.: ¿Cuál es la forma de aplicación del nitrógeno? ¿Tienden a utilizarlo en cobertura, incorporado en la siembra?
A.D.: Depende mucho de la fuente. El amonio anhidro se inyecta en el suelo a 5 a10 cm de profundidad. En tanto, el UAN también se inyecta en el suelo o se lo esparce en superficie.
F.: ¿Están viendo incrementos en la eficiencia del uso del nitrógeno en otros cultivos, como trigo por ejemplo?
A.D.: En principio sí. En principio estamos viendo un incremento en la eficiencia del uso del nitrógeno en muchos países desarrollados, en cereales como el maíz o el trigo. Esto está sucediendo en el Reino Unido y en Alemania, donde altos rendimientos en trigo van de la mano de una aplicación más precisa del nitrógeno. Lo mismo ocurre con el arroz en Japón. Es una tendencia que requiere un relativamente sofisticado manejo tecnológico. En cambio, en países en desarrollo, cuyas producciones y consumo de fertilizantes van en aumento, no se ha alcanzado una eficiencia semejante, particularmente en China que muestra una eficiencia del nitrógeno muy baja.
F.: ¿Qué pasa en estados trigueros de los EE.UU., como Colorado, por ejemplo, con la eficiencia del uso del nitrógeno?
A.D.: En los sistemas de producción de trigo en secano, y estamos hablando de Oklahoma, Kansas, Colorado, Montana, es más dificultoso (alcanzar una alta eficiencia), ya que el uso de nitrógeno es generalmente bajo, porque está restringido por el agua. Se pueden tomar decisiones de fertilización nitrogenada asumiendo ciertas condiciones del tiempo, que en función de cómo se den pueden llevar a una alta eficiencia en el uso del nitrógeno o quedar bien por debajo de ella. Por eso no veo un fuerte incremento en la eficiencia del uso del nitrógeno.
F.: Cambiando de tema. Ud. ha mostrado el caso de productores estadounidenses que hacen monocultivo de maíz, mientras que en la Argentina, el cereal ocupa alrededor del 10% del área agrícola. ¿Cuál sería su mensaje para los productores argentinos?
A.D.: No solo para los argentinos sino para los brasileños también, que cultivan grandes superficies de soja, mi mensaje es que sean cuidadosos y que monitoreen posibles cambios en la calidad de los suelos, porque si hacen soja en forma continua, es probable que el contenido de materia orgánica decline en el tiempo. Es un proceso lento, que no notarán en cinco o diez años, pero seguramente sí en 20 años o antes. De ahí la importancia de introducir el maíz en la serie de cultivos. En los Estados Unidos, al revés, la tendencia de los farmers es a hacer más maíz; en el este del cinturón maicero, donde lo habitual es hacer una rotación de dos años maíz/soja, ahora están cambiando a una rotación de tres años maíz/maíz/soja.