Artículo publicado en la Revista Fertilizar N°17 año 2010
Autor: Juan Bautista Raggio | Asesor Privado
Introducción: Si hablamos de aplicaciones de fertilizantes podemos señalar que, por lo general es más el dinero invertido en productos químicos que el destinado a la compra de equipos y su correcto manejo. Y a esa diferencia, se cargan los montos que desaparecen en los nutrientes que no llegan al objetivo fijado, más el dinero que no se factura por no lograr los rindes alcanzables. Por ello es que presentamos una serie de ideas para mejorar el conocimiento y el manejo de los buenos equipos. Entre las fertilizadoras de uso más frecuente, se encuentran las que dosifican granulados o polvos desde dos orificios calibrados estacionarios ubicados en el fondo de una tolva que tiene la forma de cono con su vértice orientado hacia abajo, con el objeto de que las paredes de la misma tolva conduzcan el contenido hacia el referido orificio (Foto 1). Y como los dosificadores son dos, entonces la tolva resulta en forma de “W” con dos descargas en su parte más cercana al suelo. La distribución del só- lido, que sigue a la dosificación, es por fuerza centrífuga mediante dos discos contrarotantes, provistos de paletas. Entonces, cada orificio realiza su descarga por acción de la gravedad, en uno de los discos y con un caudal que se mide en kilogramos por hora, con una pequeña licencia para usar unidades de peso en lugar de volumen que para el caso en más práctico, y que dependerá del tamaño del diámetro del orificio que es regulable, razón por la cual se denomina ”orificio calibrado”.