Así lo afirmaron desde Fertilizar Asociación Civil, ya que es el cultivo con el margen bruto más favorable de esta campaña y podría mejorar un 20% el rendimiento si se realiza una fertilización balanceada en base a mejorar los diagnósticos. Además, en una reunión de prensa organizada por la entidad, se destacó que el maíz es tan dependiente del “insumo” como de las precipitaciones.
Buenos Aires, septiembre de 2021. Fertilizar Asociación Civil, entidad cuyo objetivo es promover el uso responsable de la nutrición de cultivos, presentó sus números para la campaña maicera del ciclo agrícola 2021/22, para la cual se presentan mejoras sustanciales en los márgenes brutos de todos los cultivos principalmente impulsados por la suba de los precios de los granos.
La presentación la inició la gerente ejecutiva de Fertilizar AC, Ing. Agr. María Fernanda González Sanjuan, quien destacó la evolución que tuvo la productividad del maíz en Argentina en los últimos 20 años en los cuales casi se triplicó, por razones relacionadas con la mejora en la genética de semillas, la siembra directa y los cambios en el manejo del cultivo. “El maíz empezó a ser un cultivo versátil: ahora podemos sembrar maíz temprano, tardío, de segunda y maíz para silo, con gran estabilidad de rinde”, señaló.
Además, en estas dos décadas se consolidó la fertilización, lográndose crecimientos paulatinos y sostenidos inicialmente y más significativos en los últimos 5 años (2015 a 2020). El área fertilizada paso del 77% a 86% y las dosis de uso promedio de 186 a 242 kg de fertilizante por hectárea.
“A pesar de este aumento en el uso de fertilizantes, en reposición de los principales nutrientes (Nitrógeno, Fósforo, y Azufre) todavía estamos en un 57%. Es decir que aún tenemos una deuda pendiente con el suelo que aporta el 43% de los nutrientes que requiere el maíz. Esta dependencia se visibiliza con las brechas de rendimientos que tenemos para mejorar y porque se deteriora la fertilidad del recurso natural”, advirtió González Sanjuan.
Luego, el presidente de Fertilizar AC, Ing. Agr. Francisco Llambías, anticipó que para el maíz “es un año fantástico respecto de la rentabilidad, dado por una sostenida demanda del cereal que impulsa los precios hacia arriba”. En este orden, comentó que el maíz tiene con 586 dólares por hectárea el mejor margen bruto comparado con la soja (467 USD/ha) y el esquema trigo-soja (331 USD/ha); además “este margen del maíz es 70% mejor que el de agosto del año pasado”, a pesar de los incrementos que hubo en costos de insumos de implantación y de impuestos. El maíz se presenta como el cultivo protagonista de todas las rotaciones, teniendo presente que su rol va a estar determinado por la condición hídrica de los suelos en los momentos de la siembra.
Estrategias de fertilización en maíz
El coordinador técnico de Fertilizar AC, Ing. Agr. Andrés Grasso, justificó la inversión en fertilización no solamente mirando los altos precios de los granos, sino fundamentalmente en que el actual nivel de nutrientes de los suelos restringe fuertemente “la demanda que tiene el cultivo genéticamente para formar rendimientos”.
Grasso compartió algunas pautas generales a la hora de fertilizar este cultivo:
–Diagnóstico con análisis de suelo que ayude a conocer integralmente la heterogeneidad de los ambientes (“¿Cuánta producción potencial puede sostener cada ambiente?. ¿Cuáles son las restricciones más representativas que deben gobernar mis decisiones de manejo de los fertilizantes?”).
-Interpretación de la información generada en el diagnóstico y realizar la recomendación de fertilización.
-Planificación de Estrategias: el planteo de uso del fertilizante. “A la hora de fertilizar tenemos que hacerlo bajo las buenas prácticas de uso de nutrientes con el objetivo principal de sincronizar la oferta de nutrientes con la demanda del cultivo, en el momento y lugar correcto (cantidad y tipos de nutrientes)”.
Grasso resaltó que frecuentemente son generalizadas las aplicaciones de nitrógeno (N) y fósforo (P), pero advirtió que hay que incorporar otros nutrientes que actualmente son deficitarios como azufre (Z) y zinc (Zn).
“Por los desajustes en los diagnósticos y en la aplicación de estos 4 nutrientes nos estamos perdiendo un 20% de rendimiento alcanzable en maíz, que son alrededor de 1.700-1.800 kilos de maíz por hectárea”, dijo el coordinador técnico de Fertilizar AC.
El técnico explicó que hay dos nutrientes que determinan principalmente la variabilidad de rinde: el N y el P. Sobre la aplicación de cada uno, indicó que para nitrógeno “por cada tonelada de maíz que va a demandar el ambiente productivo y el híbrido, necesitamos tener disponible (suelo más fertilizantes) 22 kilos de N por hectárea” y si atrasamos la fecha de siembra es recomendable aplicar el fertilizante al momento de la siembra, y no dividir la dosis.
En el caso del fósforo, Grasso recordó que el 70% de la superficie agrícola es deficiente e indicó que, independiente de la fecha de la siembra, aplicar dosis de reposición (entre 120 y 130 kilos de MAP, DAP o superfosfato triple) siempre nos posiciona en los planteos de máximo rinde. Los manejos de suficiencia no logran abastecer los requerimientos del cultivo y el impacto es doble, por un lado restringe la productividad y por el otro afecta la fertilidad del suelo.
Para el azufre, aconsejó 10 kg/ha cuando se trata de suelos de baja materia seca y suelos arenosos o con un uso intensivo de la agricultura, ya que pueden aportar hasta 700 kg extra en maíz. Y en zinc, recomendó realizar aplicaciones de 1 ó 1,5 kg de Zn en suelo, o 500 a 750 gramos por vía foliar, para ganar entre 4% y 7% en rendimientos por ha.
Lograr estabilidad en los rindes a través de una fertilización balanceada
El ingeniero agrónomo Luis Verri, de la firma Agronomy Tech de Río Cuarto, presentó información sobre la base de herramientas de agricultura de precisión y fertilización balanceada en las 60.000 hectáreas que asesoran en la región central de Argentina, y en la cual se analizaron las variables de manejos que condicionan los rindes de maíz.
Verri inició su presentación compartiendo cuál es la modalidad de trabajo. Primero, trabajan en caracterizar, identificar y diagnosticar los ambientes donde se va a producir. “Hacemos un exhaustivo análisis de suelo, para a partir de ahí, saber cuál es la potencialidad y las limitantes de esos ambientes”, comentó.
Año a año, se genera gran cantidad datos y se realizan muchos ensayos de nutrientes, híbridos, densidades y distintas tecnologías. En este sentido, el asesor destacó que el diferencial de la agricultura de precisión está en generar datos, analizarlos y rescatar el verdadero valor agronómico que hay atrás de ese dato. “Analizamos todo por ambiente y determinamos dosis óptimas para cada uno de los insumos”.
También enfatizó que la agricultura de precisión y la fertilización balanceada le han permitido lograr en 16 años planteos agrícolas estables en el tiempo. “Hemos incrementado los rendimientos fuertemente versus planteos tradicionales. Lo que estamos logrando en campos de muchos productores de la zona, es estabilizar los planteos de maíz, independizándonos de las lluvias”, destacó. También mencionó que incluso en campos alquilados el maíz es una gran opción y puede realizarse con un alto nivel de tecnología por el nivel de repago que tiene la fertilización.
El asesor explicó que la fertilización balanceada les permitió ser más eficiente en el uso del agua. “En el caso del maíz, empezamos a encontrar que las lluvias explican el 50% del rinde del maíz; es decir que el 50% restante lo podemos manejar nosotros, por lo que tenemos una oportunidad enorme porque ya sabemos que el maíz es insumo- dependiente”. Y agregó “en campos manejados por ambientes en los que se hace aplicación variable de insumos (semillas y fertilizantes) nos encontramos que el agua explica el 30%. En cambio -comparó- cuando no se hace manejo de insumos por ambientes, fertilización balanceada y reposición de nutrientes, se depende más fuertemente de las lluvias”.
Verri enfatizó que en la actualidad los factores de la producción que tienen mayor impacto en los rendimientos de maíz son en primer lugar el clima, con un 30 %, al igual que la fecha de siembra, sea de primera o de segunda, después la fertilización balanceada, el cultivo antecesor, la densidad de siembra y el híbrido.