Artículo publicado en la Revista Nº 11 – año 2009
Autores: Ings. Agrs.; Ms.Sc. Sebastián Gambaudo y Hugo Fontanetto
Introducción: Los suelos aptos para la agricultura de la región centro-este de la provincia de Santa Fe presentaban en su origen una alta fertilidad química, la que se fue degradando debido al uso y a las secuencias de cultivos poco conservacionistas que se utilizaron y que no contemplaron las tasas de extracción y de reposición de nutrientes de los cultivos implantados. En los últimos tres años el cultivo de colza volvió a reactivar el interés por su siembra en regiones no tradicionales de la Argentina, con el aditivo ahora de su posibilidad de uso para la fabricación de biocombustibles. Trabajos realizados por varios autores muestran a este cultivo como un gran demandante de fertilidad de suelos. El objetivo del presente trabajo fue evaluar la respuesta del cultivo de colza al agregado de diferentes dosis de N, P y S en tres ambientes del centro de la provincia de Santa Fe. Se realizaron experiencias en Humboldt Rafaela y Carlos Pellegrini, de la región central de Santa Fe: los tratamientos fueron 4 dosis de N: 0, 40, 80 y 120 kg/ha de N aplicados en el momento de la siembra como Urea (46% de N) combinados con 2 dosis de S: 0 y 30 kg/ha de S aplicados en el momento de la siembra como Yeso natural (96% de pureza), y con dos dosis de P: 0 y 30 kg de P aplicados en el momento de la siembra como Superfosfato triple (20% de P). Las dosis de fertilizantes se combinaron en un factorial incompleto con 16 tratamientos y arreglados en un diseño en bloques al azar con cuatro repeticiones. El análisis estadístico se realizó en función de la respuesta al agregado de los fertilizantes y sus interacciones. De acuerdo a los resultados obtenidos en esta campaña, la colza se ha manifestado como un cultivo exigente en nitrógeno, presentando respuestas muy altas y con requerimientos superiores a los 100 kg/ha de N disponible para producciones superiores a los 2.000 kg/ha de granos. Los incrementos observados, promedio de los tres ensayos, fueron de 389, 681, 830 y 862 kg/ha para las dosis de 40, 80, 120 y 160 kg de N/ha. En todos los casos el agregado de S aumentó los rendimientos pero en menor magnitud que el N. Además demostró ser un cultivo más exigente en fósforo que el cereal, por lo que los valores de diagnóstico para la toma de decisión de realizar la fertilización, estarían por encima de lo considerado para el trigo.