Artículo publicado en Revista Fertilizar Nº 14 año 2010
Autores: Ings. Agrs. Hugo S. Vivas; Nicolás Vera Candioti y Oscar Quaino. Técnicos de la EEA Rafaela del INTA.
Introducción: Los estudios iniciales que investigaron la fertilización de alfalfa en el centro de Santa Fe pusieron de manifiesto la gran deficiencia de fósforo (P) para la producción de forraje principalmente en el “centro y el este” de la región (Vivas, 1996). En estos sitios, los suelos asociados, se caracterizan por tener bajos contenidos de materia orgánica (MO) (entre 2,2- 2,5%) y de nitrógeno total (Nt) (entre 0,10-0,12%). Estos suelos además presentan bajos contenidos de P extractable, los cuales son consecuencia de las características propias del material original y de las extracciones producidas por el uso agrícola sin reposición de este nutriente. Es así que el P puede variar entre 8-12 ppm en superficie hasta menos de 10 ppm al 1,4 m de profundidad (Vivas y Romero, 2004). Por el contrario, en el oeste de Santa Fe los valores de MO oscilan alrededor de 2,8-3,0%, el Nt entre 0,15-0,16% y el P extractable supera los 50-60 ppm en superficie y mantiene valores alrededor de 20 ppm al 1,4 m de profundidad. Es evidente que la distribución del P en la provincia no es uniforme y por ello las tecnologías para optimizar la producción deben diferenciarse. Para alfalfa un adecuado nivel de P extractable debe superar los 25-30 ppm en los primeros 20 cm de suelo (Vivas et al. 1998; Racca et al. 2001). Los beneficios son numerosos, entre otros, la rápida inducción al desarrollo radicular, mayor eficiencia en el uso del agua y mejores condiciones para la fijación biológica de nitrógeno (Reetz, 1986). No solo permite más producción de materia seca (MS) sino también mayor longevidad de la pastura (Berg et al. 2005 y Berg et al. 2007) y aumentos en la calidad del forraje por la mayor concentración de proteína (Lissbrant et al. 2009). El azufre (S) es el segundo nutrimento deficiente en la región y quizás con una amplitud geográfica mayor a la del P. La respuesta de la pastura de alfalfa al azufre en el centro-este de Santa Fe fue evidente a fines de la década del 90’ (Vivas et al. 2001). En este trabajo se constató una demanda de S proporcional a la producción de MS y a los niveles de P utilizados en combinación con el mismo. Las probabilidades de encontrar respuestas a este nutriente son mayores en suelos con contenidos menores a 10 ppm de S-SO42- ; con bajos contenidos de MO, suelos de texturas arenosas y uso agrícola prolongado, aunque es muy difícil tener precisiones en el diagnóstico del mismo. Este nutriente, al igual que el P, contribuye a la formación de las proteínas y se diferencia principalmente en que tiene mayor movilidad que el P en el suelo pero a su vez tiene capacidad de permanecer en el perfil y tener efectos residuales (Vivas, 2003). Actualmente el P y el S son los nutrientes básicos a utilizar en toda pastura de alfalfa en el centro-este de Santa Fe (Vivas, 2004). El factor calcio (Ca) fue utilizado en numerosas experiencias como fertilización base de los principales tratamientos y no como una variable (Vivas et Los estudios iniciales que investigaron la fertilización de alfalfa en el centro de Santa Fe pusieron de manifiesto la gran deficiencia de fósforo (P) para la producción de forraje principalmente en el “centro y el este” de la región (Vivas, 1996). En estos sitios, los suelos asociados, se caracterizan por tener bajos contenidos de materia orgánica (MO) (entre 2,2- 2,5%) y de nitrógeno total (Nt) (entre 0,10-0,12%). Estos suelos además presentan bajos contenidos de P extractable, los cuales son consecuencia de las características propias del material original y de las extracciones producidas por el uso agrícola sin reposición de este nutriente. Es así que el P puede variar entre 8-12 ppm en superficie hasta menos de 10 ppm al 1,4 m de profundidad (Vivas y Romero, 2004). Por el contrario, en el oeste de Santa Fe los valores de MO oscilan alrededor de 2,8-3,0%, el Nt entre 0,15-0,16% y el P extractable supera los 50-60 ppm en superficie y mantiene valores alrededor de 20 ppm al 1,4 m de profundidad. Es evidente que la distribución del P en la provincia no es uniforme y por ello las tecnologías para optimizar la producción deben diferenciarse. Para alfalfa un adecuado nivel de P extractable debe superar los 25-30 ppm en los primeros 20 cm de suelo (Vivas et al. 1998; Racca et al. 2001). Los beneficios son numerosos, entre otros, la rápida inducción al desarrollo radicular, mayor eficiencia en el uso del agua y mejores condiciones para la fijación biológica de nitrógeno 4 Fósforo, azufre y calcio y sus relaciones para aumentar la producción de alfalfa Ings. Agrs. Hugo S. Vivas; Nicolás Vera Candioti y Oscar Quaino. Técnicos de la EEA Rafaela del INTA. 5 al. 1999). En ensayos donde se evaluó la respuesta a este elemento, las parcelas con Ca produjeron más que la testigo pero nunca superaron a los tratamientos con P o con S. Su inclusión en los estudios es importante porque podría producir un efecto sinérgico sobre la absorción del P y de otros nutrimentos. Así lo destacaron Andrew y Johansen (1978) quienes afirmaron que los fosfatos son mejor absorbidos cuando aumentan los iones positivos en la solución del suelo y en la superficie radicular. En este marco, el objeto del presente trabajo consistió en estudiar los efectos simples de la fertilización con fósforo, azufre y calcio y sus interacciones, sobre la producción de alfalfa en un suelo del centro de la provincia de Santa Fe.