Artículo publicado en la Revista Fertilizar Nº26 año 2013
Autor: Ing. Ricardo Melgar melgar_m@yahoo.com.ar
Introducción: El área cultivada con colza, una oleaginosa invernal, viene creciendo en los últimos años en el país —especialmente en Entre Ríos— como resultado de la búsqueda de sustitutos al trigo en la rotación con los cultivos de verano, ya que este cereal tiene crecientes problemas de comercialización debido a las recientes regulaciones gubernamentales. También ayuda significativamente la rentabilidad del cultivo, con precios locales de la colza en el rango de los US $ 400 y la buena demanda del grano en el mercado internacional. Los márgenes brutos son mucho más atractivos, ya que los futuros de trigo 2014 están por los US$ 190, descontadas las retenciones. Se suma a ello la liberación temprana de los lotes para la siembra de soja de segunda, que elevan sus rendimientos potenciales, contribuyendo así a esta expansión por los mayores márgenes brutos de la secuencia colza-soja 2da., sobre la de trigo-soja 2da. Por otra parte, los bajos rendimientos obtenidos en las experiencias realizadas por los productores locales, muy distanciadas de las obtenidas en parcelas de ensayos, retrae las intenciones de siembra. El Ing. Jorge González Montaner (2009) relata que el proyecto Colza —conducido por el grupo Cazenave— obtuvo promedios de rinde de parcelas de producción de una red de 22 sitios en dos años entre 1300 y 1500 kg/ ha, estando los mejores lotes en el orden de 2000-2200 kg/ha y un máximo de 4313 kg/ha. Las prácticas de manejo del cultivo de colza, la elección de la fecha de siembra óptima, el control de la polilla (Plutella) y la nutrición del cultivo son las principales determinantes del rendimiento alcanzado. Los bajos rindes son atribuibles por otra parte a siembras tardías, defectuosas por demasiada cobertura de rastrojo, baja reserva de agua en el perfil, enmalezamientos y variedades susceptibles a enfermedades como Pie negro o Necrosis del cuello (Phoma lingam). La colza presenta altos requerimientos de nutrientes, que en el caso del nitrógeno y del azufre son superiores al de los cereales de invierno para algunos ambientes. No obstante, el fósforo no puede faltar y en algunos casos se han reportado respuestas al boro (Ferraris y col.).