Este un buen año para sembrar trigo con tecnología y una oportunidad para utilizar dosis de reposición que permitan mejorar las condiciones del suelo y hacer más eficiente la rotación. Esto responde a las condiciones favorables que se registran actualmente: perfiles cargados de humedad en la mayoría de las regiones; precios internacionales que acompañan y buena relación de precios entre los granos producidos y el fertilizante.
Las condiciones climáticas son uno de los factores favorables, ya que las lluvias de verano y otoño están muy bien acumuladas en el perfil y los pronósticos hacia adelante indican que la disponibilidad de agua no será limitante en la mayor parte del área agrícola de trigo.
Por otra parte, la relación Insumo/Producto (cuántos kilos de trigo se requieren para comprar 1 kilo de fertilizante) que existe actualmente es muy buena y se debe a que en el contexto internacional el alza el valor del cereal hace que la relación de precios con los fertilizantes sea favorable. Respecto de los principales nutrientes requeridos por el cultivo, actualmente se necesitan 2,47 kilos de trigo para pagar 1 kilo de urea; cuando en 2012 se necesitaban 3,46 kilos para comprar la misma cantidad de ese fertilizante. En cuanto al fosfatado (MAP), los números indican que hoy es más económico adquirirlo que en 2011 y 2012. Esta relación insumo -producto baja posibilitaría aplicar dosis más altas de fertilizantes.
Hoy, la relación insumo- producto para el trigo es la mejor en los últimos 5 años. Además, el cultivo de trigo le da liquidez a los planteos agrícolas hacia fin de año y este es no es un dato menor.
Reponer nutrientes pensando en el cultivo y en la rotación
Para hacer trigo, indefectiblemente se debe fertilizar, y al hablar de fertilización es fundamental conocer el estado nutricional del suelo y los requerimientos del cultivo de trigo que vamos a sembrar. Pero también es muy importante pensar en la rotación, ya que, por cuestiones tecnológicas, operativas y económicas, muchas veces podemos aplicar los nutrientes de manera anticipada teniendo en cuenta los requerimientos de los cultivos que suceden al trigo.
Los beneficios asociados a la rotación con gramíneas son ampliamente conocidos: permite aportar carbono a los suelos, mejorando la materia orgánica de los mismos y todo lo que eso trae aparejado: la mejora de la porosidad, la infiltración y la microbiología del suelo, además de contribuir a la disponibilidad de nutrientes que se mineralizarán de esa fracción orgánica.